<< Larga vida a las
bibliotecas, refugio de todos, también de los sin cuento, de los sin libro, de
los sin papeles, de las niñas que no quieren ser princesas y de los niños que
no quieren ser héroes. Larga vida a los bibliotecarios y bibliotecarias,
guardianes del Paraíso, de máquinas del tiempo y de grandes tesoros como son
los libros.>>
Gemma Pasqual, del Pregón del Día de la
Biblioteca 2019
Hoy, 24 de octubre, es el Día de la Biblioteca. Esta efeméride se ha venido
celebrando cada 24 de octubre desde 1997 por iniciativa de la Asociación
Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil con el apoyo del Ministerio de
Cultura y Deporte, en recuerdo de la destrucción de la Biblioteca de Sarajevo,
incendiada el 1992 durante el conflicto balcánico.
El cartel de este año 2019 ha sido encargado al ilustrador alicantino
Miguel Calatayud, quien fuera, entre otros, Premio Lazarillo y el pregón, a la
escritora valenciana Gemma Pasqual, conocida y premiada por sus novelas
infantiles y juveniles.
En el IES López Neyra, nos hemos adelantado a la celebración de
esta efeméride, de modo que, desde el lunes 21 hasta el miércoles, 23 de
octubre, hemos estado realizando sesiones
de formación de usuarios con el alumnado de 1º ESO, con el objetivo de
acercarlo a los recursos que su biblioteca le ofrece, mostrarle su localización
y distribución de materiales con los que cuenta, enseñarle qué son los tejuelos
y qué información contienen, explicarle las normas de uso responsable de la
biblioteca y de la sala de lectura y entregarles el carnet de biblioteca que
les servirá hasta que se marchen del centro. Han sido sesiones interesantes, aprovechadas y participativas.
Por otra parte, nuestro alumnado de todos los
niveles también ha estado trabajando en la elaboración de microrrelatos desde
principios de mes, orientado por sus profesores, para participar en el concurso
de microrrelatos que, desde hace ya tres cursos, organiza el centro, cuyo fallo
tendrá lugar el 1 de noviembre.
He aquí el pregón de este año. Esperamos que disfrutéis con su lectura:
LA SIN CUENTO
No quería ser princesa, no quería ser liberada por el príncipe azul.
Tampoco que el beso de un Príncipe la devolviera a la vida; ni que la salvara
de la explotación infantil, no quería esconderse en la casa de los siete
enanitos y ser su criada hasta que un príncipe la viniese a rescatar. No era
capaz de renunciar a su voz por el amor de un muchacho; ni esperaba que San
Jorge la salvara del dragón. Nobles princesas condenadas a dormir o al
silencio, por orden de una madrastra, de un padre o de un hada buena.
Y se calzó sus zapatos rojos y huyó de su cuento, corrió y corrió buscando
refugio, convirtiéndose en una sin cuento. Era una sin libro, una sin papeles,
no la querían en ninguna parte.
En una cáscara de nuez navegó por el Mar de las Letras, y naufragó. Nadaba
contracorriente, fuertes olas de frases la ahogaban, y cuando se dio por
vencida y se abandonó a su suerte, de repente, la salvó la capitana Pippi
Långstrump, una niña libre, generosa, que nunca se aburría, que se atrevía a
cuestionar el razonamiento de los adultos. Acompañada por Matilda navegaban por
el mar de las letras para rescatar a todos aquellos personajes que se
aventuraban a cruzar el mar buscando un cuento mejor. Heroínas con fuerte
sentido de la justicia y del deber de proteger a los más débiles.
Finalmente, después de muchas tribulaciones llegaron a puerto seguro, el
Puerto de la Biblioteca, el Paraíso del que le había hablado Borges. Un lugar
lleno de tesoros hundidos, como le había dicho Virginia Woolf; una nave
espacial que la llevaría a los puntos más lejanos del universo; una máquina del
tiempo que la transportaría al pasado lejano y al lejano futuro; una salida a
una vida mejor, más feliz y más útil, como le explicó Isaac Asimov. Un lugar
donde no necesitaba ser princesa para ser la protagonista de todos los cuentos.
Larga vida a las bibliotecas, refugio de todos, también de los sin cuento,
de los sin libro, de los sin papeles, de las niñas que no quieren ser princesas
y de los niños que no quieren ser héroes. Larga vida a los bibliotecarios y
bibliotecarias, guardianes del Paraíso, de máquinas del tiempo y de grandes
tesoros como son los libros.
Aurora Ríos Mejías (responsable BECREA)