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sábado, 16 de julio de 2011

POESÍA Y POETAS EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

Es inevitable asociar la Guerra Civil y la poesía a una conocida galería de imágenes. Algunas de ellas pertenecen al mundo de lo concreto, como la tumba de Antonio Machado (que había escrito Canciones de guerra) y su madre, doña Ana, en Colliure, la imagen de Miguel Hernández (Viento del pueblo y Poesía en la guerra) con las tropas republicanas y su posterior retrato hecho por Antonio Buero Vallejo, cuando ambos estaban compartiendo cárcel tras la victoria franquista. 
Otras imágenes no están localizadas o solo es posible hacerlo en el imaginario colectivo, pero son igualmente vividas y reales:  la cárcel vinculada al poeta Marcos Ana, la fosa de algún barranco de Víznar donde fue enterrado Federico García Lorca, la soledad, la duda y la culpa de Luís Rosales en la misma Granada  tras ese fusilamiento, el sentido de pérdida y abandono de quienes tuvieron que partir al exilio y dejaron mudo este país:
Tuya es la hacienda,
la casa,
el caballo
y la pistola.
Mía es la voz antigua de la tierra.
Tú te quedas con todo
y me dejas desnudo y errante por el mundo...
mas yo te dejo mudo... ¡Mudo!
¿
Y cómo vas a recoger el trigo
y a alimentar el fuego
si yo me llevo la canción?
León Felipe
Y es que fueron muchos los que se vieron obligados a salir de España: Rafael Alberti y Mª Teresa León, Juan Ramón Jiménez y Zenobia Camprubí, Ernestina de Champourcín y Juan José Domenchina, y  León Felipe, Jorge Guillén, Pedro Salinas, Max Aub, Juan Larrea, José Bergamín, Rosa Chacel, Emilio Prados, Concha Méndez, Pedro Garfias, Juan Gil-Albert, Manuel Altolaguirre, Luis Cernuda, Juan Rejano...


El compromiso de Pablo Neruda no fue solo poético: El 3 de septiembre de 1939, 2.365 republicanos españoles desembarcaron en Valparaíso. Su viaje fue a bordo del Winnipeg un viejo carguero francés fletado por el poeta chileno.
Un grupo de niños en la cubierta del Winnipeg. La travesía desde el puerto de Trompeloup, cerca de Burdeos (Francia), hasta Valparaíso duró un mes. Durante ese tiempo se organizaron clases para los niños que viajaban en el barco. (Foto: Biblioteca Nacional de Chile).

Imágenes:

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