Ocurre que el silencio que suele asociarse a las bibliotecas a veces las abandona. Puede, también, que su orden quede alterado, o que objetos extraños a ella ocupen sus estanterías.
Pero no nos alarmemos. No hay motivos para temer que sus responsables hayan perdido la cabeza, o que la propia biblioteca haya perdido sus papeles. Todo lo contrario. Es que han descubierto que, en estos momentos, han de desempeñar otros papeles para seguir cumpliendo con su destino. Que a ellas irán a leer, sí, pero también a escribir, documentarse y expresarse oralmente. Que han de dar rienda suelta a las Competencias para que vayan al encuentro del alumnado y este las haga suya. Ocurre que han generado un espacio para que el profesorado trabaje, cada cual desde su perfil, con un mismo fin. Que han puesto en marcha estrategias para que se cumplan los objetivos de otros planes y proyectos. Que han abierto puertas y ventanas y ha entrado por ellas la vida que late fuera.
Algo de esto está sucediendo en nuestra biblioteca, y lo percibiremos mejor durante la próximia semana. Pero no hay nada que temer. Ocurre que la información se está convirtiendo en conocimiento. Y, encima, el resultado es divertido.
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