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jueves, 26 de abril de 2012

GUERNICA 75 AÑOS DESPUÉS

El 26 de abril de 1937, integrantes de la Legión Cóndor alemana y de la Aviación Legionaria italiana, que combatían a favor de los sublevados contra el gobierno de la Segunda República, bombardearon la población de Guernica en el marco de la Operación Rügen. La cifra de víctimas varía, según las fuentes, entre 120 y 300. En lo que no existe discrepancia alguna es en que todas eran civiles.
El de Guernica no fue el primer bombardeo cuyo objetivo era la población civil, pues no hay que olvidar a las 294 víctimas de Durango del 31 de marzo de ese mismo año, ni a los refugiados ametrallados, también por la Legión Cóndor, en la carretera de Málaga-Almería, ni a las víctimas de acciones similares llevadas a cabo por la aviación republicana contra poblaciones como Éibar, Irún o Cabra. Pero en Guernica se puso de manifiesto la importancia del contar y decir (¡Ay, si es posible, dilo!, nos pide Gabriel Celaya): la presencia en Bilbao de periodistas ingleses de la talla de Georges Steer, que trabajaba para The Times, hizo posible que el mundo conociera la realidad de lo acaecido y que Guernica se convirtiera en un icono antibélico, imagen que se vio reforzada por el cuadro del mismo nombre que pintó Picasso para la Exposición Universal de París, de 1937.

GERNIKAKO ARBOLA -EL ÁRBOL DE GUERNICA-
 Era en la primavera del año treinta y siete
cuando llegué a Guernica.
Allí se fabricaban boquillas de careta
anti-gas. Yo debía
- servicio de inspección- ver qué diablos pasaba
o qué no funcionaba.
Allí, en Guernica, estaban las fuerzas guipuzcoanas
nuevas, y yo debía
- servicio de instrucción- enseñarles la humana
protección que es posible cuando con gas atacan.
Todo me parecía remoto. Aunque cumplía
lo debido, imposible
era pensar que nadie lanzase tal ataque.
El frente estaba lejos. Brillaba el cielo indemne.
Y todo hay que decirlo:
hacía mucho tiempo que no comía cordero,
ni comía pan blanco, como allí, en retaguardia.
¡Parecía tan fácil la paz! No se entendían
la ira y la mentira.
A veces visitaba nuestro árbol de Guernica,
y miraba el azul,
un azul que duró todos aquellos días,
un ancho azul tranquilo que nada parecía
podría perturbar, marzo querido.
¡Ay, quién diría
que a poco de marcharme zumbaría en el cielo,
en ese mismo cielo que parecía indemne,
limpio de mancha y leve,
el horror de una muerte mecánica y salvaje!
¡Ay, quién diría!
¡Ay, dilo tú si puedes, Gernikako Arbola,
dilo con tu raíz, tus ramas y tus niños,
dilo si eso es posible,
di con la libertad de los vascos antiguos,
con el temblor de fronda que cubre el país entero
y dice lo que somos, diciendo lo que fuimos!
¡Ay, si es posible, dilo!
 
                  
             GABRIEL CELAYA


Imagen:
fun-learning-spanish.com

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