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viernes, 4 de mayo de 2012

ERNESTO CARDENAL, PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA IBEROAMERICANA

SALMO 15 (16)
Y yo le dije:
no hay dicha para mí fuera de ti!
Yo no rindo culto a las estrellas de cine
ni a los líderes políticos
v no adoro dictadores
No estamos suscritos a sus periódicos
ni inscritos en sus partidos
ni hablamos con slogans ni seguimos sus consignas
No escuchamos sus programas
ni creemos sus anuncios
No nos vestimos con sus modas
ni compramos sus productos
No somos socios de sus clubs
ni comemos en sus restaurantes
Yo no envidio el menú de sus banquetes
no libaré yo sus sangrientas libaciones!

Me tocó en suerte bella tierra
en la repartición agraria de la Tierra Prometida
Siempre estás tú delante de mí
y saltan de alegría todas mis glándulas
Aun de noche mientras duermo
y aun en el subconsciente
te bendigo!
         ERNESTO CARDENAL
El jurado del Premio Reina Sofía de Poesía ha roto una tradición, según la cual, dicho premio viaja cada año a una orilla del Atlántico. El año pasado recayó en la cubana Fina García Marruz y, en consecuencia, en esta ocasión se esperaba que recayera en un o una poeta de España.
El nicaragüense Ernesto Cardenal (Granada,1925), en este aspecto como en tanto otros de su vida, ha roto los pronósticos preestablecidos. Sacerdote católico, fue reprendido públicamente por el papa Juan Pablo II por su defensa de la teología de la liberación; sandinista convencido, discrepó abiertamente con la cúpula representada por los hermanos Ortega; poeta encarnado en la piel de los empobrecidos, poeta de guardia, como lo llamaría Gloria Fuertes, ha sido capaz de no olvidarse de mirar las estrellas, de admirar las fuerzas de la naturaleza, de construir, verso a verso, todo un sistema de pensamiento y de ser un reputado traductor al castellano de la obra de los norteamericanos Ezra Pound, Archibald McLeis y Thomas Merton.
Un premio merecido para un trabajo que abarca más de sesenta años y en el que sobresalen obras como "Epigramas" (1961), "Oración por Marilyn Monroe y otros poemas" (1965),  "El estrecho dudoso" (1966), "Salmos" (1967), "Telescopio en la noche oscura" (1983), "Quetzatcóatl"  (1985), "Cántico cósmico"  (1989,9  "Vida perdida"  (2004), y sus últimas obras publicadas "Vuelos de la victoria" y "Pasajero de tránsito".
Algunos de sus poemas se pueden escuchar en:
También se pueden leer en:

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