Gabriel Celaya, un “ingeniero del verso y un obrero que trabaja con otros a España…”, fue un poeta vasco perteneciente a la llamada “generación de la posguerra”, que dio el paso de la poesía existencial a la poesía social.
El cantautor Paco Ibáñez acercó a Gabriel Celaya, Blas de Otero, León Felipe y José Agustín Goytisolo, entre otros, a una generación que había sido acunada, a veces también adormecida, con otros poetas y otros versos.
De eso han pasado cuatro décadas. A lo largo de ellas, su voz se fue rompiendo y sus recitales espaciando, pero en ellos se escenificaba el encuentro, en la nostalgia, de los miembros de esa generación que un día pensó que algo nuevo, limpio, libre y justo se podía construir “paso a paso, verso a verso”.
Ahora, cuando se prima el interés y se penalizan las conquistas sociales, cuando se recortan las esperanzas, tal vez convenga no olvidar esa poesía y recordarla a una nueva generación que, casi sin haber abierto los ojos a la luz, presiente que un futuro de sombras se cierne en torno a ella.
Y es que, ciertamente, “estamos tocando fondo”:
Imagen:
gabrielcelaya.com
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