domingo, 30 de enero de 2011

DE JUAN CARLOS MESTRE, TEREZIN Y EL 30 DE ENERO

Juan Carlos Mestre es un poeta de lectura exigente. Apreciar sus poemas plantea con frecuencia una necesidad previa: descubrir qué hay tras aquello que menciona.
Preparar la asistencia a su recital nos ha impulsado a trabajar en una secuencia que se resume así: leer, investigar, comprender, apreciar y crear. Nos ha permitido, además, conmemorar el 30 de enero, un día, el de la Paz, que casi ha quedado reducido a una celebración infantil en los colegios cuando es evidente que, hoy también, la paz es una tarea pendiente de los adultos comprometidos con la justicia y la dignidad. El punto de partida de esta tarea, desarrollada con 4º curso de Diversificación, fue  el siguiente fragmento:
“Alabe cada palmo de tierra donde fue feliz la trasgresión del que nunca fue feliz en un palmo de tierra. Recuerde en ella a Robert Desnos, muerto por la desnutrición y el tifus en el campo de Terezin… “
De Kadish del incrédulo.  Juan Carlos Mestre
Se imponía investigar sobre Terezin. Este campo de concentración, situado en la actual República Checa,  era considerado como la antesala de Austchwitz. Se estima que por las puertas de esa fortaleza del siglo XVIII, pasaron cerca de 200.000 personas durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de que solo era considerado como un gueto, se cuenta como uno de los campos de exterminio debido a la cantidad de muertes que en él tuvieron lugar, de las que, al menos, el 15% fueron niñas y niños. Y la mayoría de los que no sucumbieron en él, a consecuencia del hambre y las enfermedades, como el poeta francés Robert Desnos, murió en las cámaras de gas de Auschwitz.
El día de la liberación, Terezín tenía 1.600 niños de 15 años o menos. Sus vidas se reflejan en los versos, diarios, y dibujos realizados clandestinamente, algunos de los cuales reproducimos. A través de ellos conocemos cómo sus días estaban marcados por el ir y venir de trenes cuyo destino, desconocido para todos ellos, era Auschwitz.
El texto que sigue ha sido creado tras haber investigado sobre el gueto de Terezin. Su tren es el protagonista y en el estilo se aprecia que a la alumna no le han pasado desapercibidas las anáforas a las que con frecuencia recurre Juan Carlos Mestre.
                                                                                          Julia Aguilar

Destino
Ese camino de hierro, interminable. Ese camino junto a la tierra calmada, ignorante y silenciosa, igual que aquellas desgraciadas almas. Ese tramo de raíles no es el culpable, pero hace que se deslice la maquinaria fría, transportada por el odio.
No ha quemado el tiempo el olvido. No ha quemado el tiempo el daño. No importaba el llanto, las esperanzas perdidas. Miles de corazones muertos, sin pálpito, mentes enfermas de locura, hicieron posible que el tren llegara a su destino.
ÁNGELA MUÑOZ GAN


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