Pocas pruebas atléticas tienen en
sí mismas un significado tan lleno de connotaciones como el maratón: afán de superación,
sacrificio, resistencia al dolor, aceptación de desafío, etc. Estas se
multiplican cuando del que se habla es del maratón de Boston, y todo ello antes de los tristes acontecimientos ocurridos en la edición de este año. Esta prueba se celebra de
forma ininterrumpida desde 1897, por lo que se considera el maratón más antiguo del
mundo. También es el primero que contó con mujeres entre sus participantes, aunque no lo tuvieron fácil: Roberta Bobbi Gibb, lo corrió en 1966 y 1967, pero lo tuvo que hacer de forma
clandestina, sin dorsal, pues las teoría de fisiología femenina, formuladas por
hombres, afirmaban que las mujeres no podían correr más allá de los 3.000
metros. En 1967 se inscribió Katherine Switzer que sí consiguió dorsal, el 261,
gracias a que se inscribió amparándose en la inicial de su nombre y no con él
completo. La idea no fue del agrado del director de la carrera, como puede
observarse en las imágenes publicadas en El
País:
El director del maratón intenta expulsar de la prueba a Katherine Switzer, a quien defiende su novio, durante la celebración de la carrera en 1967. / AP |
No hay comentarios:
Publicar un comentario