sábado, 24 de octubre de 2015

DÍA DE LA BIBLIOTECA 2015


“Un lugar nunca podría llamarse País de las Maravillas si entre sus maravillas no se encontrara una biblioteca.”

Diego Arboleda, del Pregón del Día de la Biblioteca 2015
 

 

Por iniciativa de la Asociación Española de Amigos del Libro Infantil y Juvenil, desde 1997, en colaboración con el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, cada 24 de octubre se celebra el Día de la Biblioteca, con el objetivo de concienciar a la sociedad de la importancia de la lectura y como homenaje y reconocimiento a la labor de los bibliotecarios/as.
Y es que el valor de nuestras bibliotecas va más allá de la transmisión y conservación del patrimonio cultural, al favorecer el afianzamiento de la formación lectora de nuestro alumnado.
 
Cada año se encarga a un escritor y a un ilustrador, de reconocido prestigio, la redacción del pregón y el diseño del cartel que se difunde entre todas las bibliotecas de España, asociados e interesados. Este año los seleccionados son el escritor Diego Arboleda, Premio Nacional de Literatura Infantil 2014, y la ilustradora Leticia Ruifernández.

Merece la pena leer el texto completo. Lean y juzguen ustedes mismos...

«Con motivo del Día de la Biblioteca, quiero compartir con vosotros un secreto: el Conejo Blanco casi siempre tiene prisa.
Quizá algunos penséis que esto no tiene mucho que ver con las bibliotecas y que, además, como secreto, deja bastante que desear. Alicia en el País de las Maravillas se publicó hace 150 años, y desde entonces los lectores de todo el mundo han sabido que el conejo llega tarde, demasiado tarde, y por tanto tiene prisa. Reconoceréis, eso sí, que no es un conejo cualquiera. Que sepamos, este es el único conejo que usa chaleco y reloj de bolsillo, lo cual plantea una incógnita: si tiene reloj, ¿por qué siempre llega tarde? ¿Quién es culpable de la tardanza? ¿El conejo o su reloj? Los expertos no se han puesto de acuerdo sobre este punto, que ha provocado graves discusiones entre veterinarios y relojeros. Y si se alude al chaleco, es aún peor. Solo hay una cosa más peligrosa que una discusión entre un veterinario y un relojero, y es una discusión entre un veterinario, un relojero y un sastre. Es mencionar el asunto y se desenvainan todo tipo de agujas (hipodérmicas, de coser y de reloj). Así que mejor volvamos al secreto. El Conejo Blanco casi siempre tiene prisa. Corre porque tiene miedo de que la Duquesa y, sobre todo, la Reina de Corazones ordenen que le corten la cabeza. Pero vosotros, que aún conserváis la vuestra, concentraos en ese casi. Es la clave, el secreto mejor guardado del País de las Maravillas. Casi siempre. ¿Cuándo no tiene prisa el Conejo Blanco? Solo cuando visita un pequeño edificio escondido tras los árboles del bosque: la biblioteca. El conejo se toma su tiempo para curiosear entre las abarrotadas estanterías.Tiene un libro en mente pero, cuando se acerca a cogerlo, no puede evitar fijarse en el tomo que lo precede, y en el de más allá (y, como ya sabéis, en una biblioteca, el libro de más allá es al mismo tiempo el libro de más acá de otro libro que está a su lado…). Demasiadas opciones. Lleva tiempo elegir un libro. El conejo sabe que se encuentra en el hogar de la lectura, y la lectura es un placer que se disfruta sin prisa.
Aunque nadie haya mencionado antes esta biblioteca secreta, no lo dudéis, hay una en ese extraño mundo que visitó Alicia. No puede ser de otra forma. Pues a pesar de contar con el Sombrerero Loco, el Gato de Cheshire y la Oruga Azul, a pesar de todos los animales fantásticos y las extraordinarias cosas que allí suceden, todo eso no es suficiente para ganarse el nombre que ese mundo tiene. Un lugar nunca podría llamarse País de las Maravillas si entre sus maravillas no se contara una biblioteca».
Diego Arboleda

 


 

 

 

 

 

 

viernes, 9 de octubre de 2015

SVETLANA ALEXIÉVICH, PREMIO NOBEL DE LITERATURA 2015




 
La escritora y periodista bielorrusa Svetlana Alexiévich es la ganadora del Premio Nobel de Literatura 2015, quien ha retratado en lengua rusa la realidad y el drama de gran parte de la población de la antigua URSS, así como de los sufrimientos de Chernóbil, la guerra de Afganistán y los conflictos del presente.
Es muy crítica con el Gobierno bielorruso. "Respeto el mundo ruso de la literatura y la ciencia, pero no el mundo ruso de Stalin y Putin", ha dicho la autora en una rueda de prensa en Minsk, tras el anuncio del galardón.

Nacida en Ucrania, se estableció con su familia en Bielorrusia cuando su padre (militar soviético) se retiró del Ejército. Allí ella estudió periodismo en la Universidad de Minsk y trabajó en distintos medios de comunicación.
Se inclinó definitivamente a la literatura apoyando un nuevo género de escritura que denominó «novela colectiva», «novela-oratorio», «novela-evidencia», «gente bailando con lobos» y «coro épico», entre otras fórmulas. En efecto, en sus textos, a medio camino entre la literatura y el periodismo, usa la técnica del <<collage>> yuxtaponiendo testimonios individuales, con lo que consigue acercarse más a la sustancia humana de los acontecimientos. Este estilo lo usó por primera vez en su libro La guerra no tiene rostro de mujer, una obra que finalizó en 1983 pero que, por cuestionar clichés sobre el heroísmo soviético y por su crudeza, solo llegó a ser publicada dos años más tarde gracias al proceso de reformas conocido por la perestroika. El estreno de la versión teatral de aquella crónica descarnada en el teatro de la Taganka de Moscú, en 1985, marcó un hito en la apertura iniciada por el dirigente soviético Mijaíl Gorbachov.
En Tsinkovye Málchiki (Los chicos de cinc), 1989, compila un mosaico de testimonios de madres de soldados rusos que participaron en la Guerra de Afganistán; en Zacharovannye Smertiu (Cautivados por la muerte), 1993, ofrece la visión de aquellos que no pudieron sobrevivir a la idea de la caída del régimen soviético y se suicidaron. 
Voces de Chernóbil (1997), uno de los pocos libros suyos traducidos al castellano (2006), expone el heroísmo y sufrimiento de quienes se sacrificaron en la catástrofe nuclear de Chernóbil. Os dejamos en el siguiente enlace las primeras páginas de dicho libro: http://ep00.epimg.net/descargables/2015/10/08/9fa6b13774208a41e08dadd5c2b50bd4.pdf
En su última obra, El tiempo de segunda mano. El final del hombre rojo, publicada a la vez en alemán y en ruso en 2014, procura hacer un retrato generacional de todos los que vivieron la dramática caída del utópico estado comunista soviético.
Su obra es en suma una crónica personal de la historia de los hombres y mujeres soviéticos y postsoviéticos, a los que entrevistó para sus narraciones durante los momentos más dramáticos de la historia de su país, como por ejemplo la II Guerra Mundial, la Guerra de Afganistán, la caída de la Unión Soviética y el accidente de Chernóbil. Abandonó Bielorrusia en el año 2000 y estuvo viviendo en París, Gotenburgo y Berlín. En 2011 Alexiévich volvió a Minsk.
Desde 1996 ha recibido numerosos premios internacionales, como el polaco Ryszard-Kapuściński en 1996, el Premio Herder en 1999 y el Premio de la Paz del Comercio Librero Alemán (2013), entre otros.
Ahora, sus 67 años, Svetlana Alexiévich ha sido galardonada con el Premio Nobel de Literatura. El dictamen de la academia sueca ha destacado: "sus escritos polifónicos, un monumento al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo".