Son abundantes las novelas que tejen su historia a partir del mundo de los propios libros y las bibliotecas. Recomendamos aquí dos obras cuyas protagonistas son bibliotecarias. Aunque una de ellas solo lo fuera de modo temporal y como forma de resistencia ante una realidad de sombras, ambas encarnan actitudes heroicas en unas circunstancias excepcionales.
Alberto Manguel, en La biblioteca de noche, puso de manifiesto la existencia en el campo de Auschwitz de una biblioteca, pequeña y clandestina. Ese fue el dato investigado por el periodista Antonio G. Iturbe y que ha dado lugar a La bibliotecaria de Auschwitz (Planeta 2012), novela basada en un hecho real protagonizado por Dita Kraus, quien fue trasladada al gueto de Terezin tras la invasión de Praga por los nazis, y en 1943, cuando contaba 13 años, deportada a Auschwitz. Allí, en el barracón del bloque 31, y junto a Fredy Hirsch, logra crear un refugio para la imaginación, a partir de unos pocos libros, ajados, rotos, pero imprescindibles para huir del horror de la sinrazón.
Alia Mahammad Baker era la directora de la Biblioteca Central de Basora cuando el 6 de abril de 2003 la invasión de Iraq alcanzó esta ciudad. El día 15 de ese mismo mes la Biblioteca fue incendiada, pero el setenta por ciento de sus fondos se salvaron de las llamas gracias a esta bibliotecaria que organizó su evacuación ayudada por vecinos y amigos. Esta historia vio la luz gracias a una reportera del New York Times, Shaila K. Dewan. Después la escritora estadounidense Jeanette Winter publicó La bibliotecaria de Basora (Juventud, 2007), ilustrado por ella misma.
También en este blog La biblioteca de Sarajevo (1) y La biblioteca de Sarajevo (2)
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