Tombuctú es una ciudad de la república de Malí. Desde septiembre de 2003, gracias a la ayuda del Ministerio de Cultura español y a la Consejería de Relaciones Institucionales de la Junta de Andalucía, es la sede de la Biblioteca Andalusí de Tombuctú con un fondo de más de 3.000 volúmenes de los siglos XV y XVI.
¿Cómo llegaron allí los libros? El viaje comenzó el 22 de mayo de 1468, cuando un grupo de toledanos no cristianos partió al exilio ante la creciente intransigencia religiosa. Entre ellos se encontraba el cadí Ali ben Ziyad, juez civil entre los musulmanes de Toledo y miembro de la familia al-Quti que se había caracterizado por su espíritu tolerante, el gusto por los libros y el saber en ellos encerrado. El periplo fue largo y similar al que hicieron muchos moriscos que siguieron las rutas de los tuaregs y desde Marruecos terminó en Malí, límite sur del Islam. Aficionado a los libros como era, en su camino parece que adquirió numerosos ejemplares.
Su hijo Mahmud se asentó en Tombuctú hacia fines del siglo XV, cambió el nombre familiar al-Quti por Kati, enriqueció la biblioteca heredada de sus antepasados y escribió la Crónica del Viajero, donde consignaba el retrato de las gentes, los lugares y las costumbres del África subsahariana.
Un descendiente suyo, Ismael Kati, con el apoyo de un grupo de intelectuales entre los que se encontraban José Ángel Valente, Antonio Muñoz Molina, y José Saramago, consiguió la financiación necesaria para hacer realidad la nueva biblioteca de Tombuctú, el Fondo Kati, que está considerado como el principal centro de documentación andalusí fuera de España.
Tombuctú, también conocida como “Ciudad de los 333 santos” ha estado ocupada desde la primavera del año pasado por el grupo salafista Ansar Dine (Defensores de la Fe) que, reforzado por milicianos de Al Qaeda, ha aplicando su rígida interpretación religiosa y ha terminadocon parte de su matrimonio. Tanto el Fondo Kati como el Instituto Ahmed Baba y la Biblioteca Mama Haidara lanzaron una señal de alarma dado, el peligro que suponía para este legado cultural el control de Tombuctú por el grupo salafista.
Por el momento, el Fondo Kati ha logrado mantenerse fuera del alcance de de los extremistas, pero nadie dudaba del peligro real que corrían sus textos sobre matemáticas, economía, medicina, filosofía, derecho, ciencia y religión, en árabe, hebreo y castellano aljamiado. Y, entre ellos, ejemplares de valor inestimable como el Tarik el-Fettach, la Crónica del viajero, fechada en el siglo XV y considerada la primera historia de África contada por africanos. Y es que los integrismos siempre ven en las bibliotecas, como en la cultura en general, un peligro para sus intereses.
Esta madrugada las tropas francesas han ocupado la ciudad de Tombuctú. Ojalá sus bibliotecas se hayan salvado definitivamente.
Otras bibliotecas en nuestro blog:
La biblioteca de Sarajevo (1) y (2) .
Bibliotecarias. De Auschwitz a Basora.
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