Juan Carlos Mestre estuvo en nuestro IES a finales de enero, pero el eco de sus palabras aún está presente. Estas son las impresiones que sobre su recital ha recogido Ana Toribio, alumna de 1º de Bachillerato.
Juan Carlos Mestre es un artista en toda regla, sobre todo por el hecho de que hace poesía, pintura, escultura y música. Nada más llegar se sentó en el escenario y escuchó con atención su presentación. Cuando empezó a sonar la música acompañando a la lectura de los poemas, cerró los ojos y viajó hacia el mundo de su conciencia. Disfrutó muchísimo de la música, porque él la ve como un signo de libertad y agradece mucho que alguien toque música y le recuerde que se puede conseguir ser libre. De sus palabras se podía desprender que se siente un esclavo, un hombre encadenado a la incompetencia por no poder hacer nada contra el poder, los mandatarios y codiciosos. Nos enseñó que en este mundo vivimos abducidos por la publicidad, que intenta convertirnos en clientes, es decir, en súbditos manejables que pueden usar según les interese. Él infeliz y cohibido, por no poder ser libre y es lo que trata de expresar con su arte. Agradecía nuestras sonrisas, porque para Cervantes era libre aquel que sonreía y él sentía envidia porque quería poder sonreír para poder saborear la libertad.
Él mismo decía que no entendía lo que escribía, porque si lo entendiese no lo expresaría. Y es cierto que a nuestro alrededor ocurren muchas cosas que no entendemos, y es mejor así, porque lo que nos mantiene con vida es la curiosidad y el ansia por comprender el por qué de las cosas. Por ejemplo, le preguntaron si pintaba planetas, estrellas y soles porque se sentía un austronauta. Él dijo que no lo sabía pero que era una bellísima pregunta, porque, ¿quién no ha querido alguna vez salir de este mundo y refugiarse en uno diferente, donde todo funciona mejor y las cosas son como nos gustarían que fueran? Aunque aclaró que el mundo es mucho más inmenso que la Tierra y abarca muchas más cosas: personas, vidas, almas, materia inerte, sentimientos, violencia, etc. Hay cosas malas en el mundo, pero también hay otras que nos recuerdan lo hermoso y magnífico que es.
Su arte, poesía, música, pintura, resultaba ininteligible, pero en cierto modo se notaba lo que quería expresar: sus ansias de libertad, de quitarse las cadenas que aprisionaban su conciencia y poder hacer algo contra el poder que lo oprime.
También le preguntaron si había un lugar determinado donde conseguía inspirarse para escribir. Él respondió que siempre que había estado en un lugar apartado, tranquilo y perfecto para escribir no había podido, porque los poetas no escriben lo que quieren, sino lo que pueden, lo que sus plumas dibujan en el papel intentando plasmar las ideas de sus dueños. Los pensamientos fluyen en su cabeza y a veces consiguen expresarlos y otras no. Juan Carlos parecía tener muchas ideas en la cabeza, que iba más rápido que sus labios al hablarnos.
Otra pregunta que le hicieron fue por qué dibujaba peces en sus pinturas. Volvió a responder que no lo sabía, pero dio a entender que estos animales aparecían en sus pinturas porque simbolizaban el agua, que para Heráclito de Efeso era el principio constitutivo de lo que existía. Simboliza la tierra, el agua, todo lo que nos dedicamos a explotar sin descanso aunque deberíamos cuidarlo con delicadeza y determinación, ya que no heredamos el planeta de nuestros padres, sino que lo tomamos prestado de nuestros hijos. Este planeta nunca ha sido nuestro, pero con la codicia del ser humano, que siempre quiere tener más y más aunque no lo necesite, vamos a conseguir destruirlo antes de que nuestros descendientes puedan vivir en él.
Él sentía que la poesía y la literatura en general han establecido una serie de legislaciones que mueven el mundo. Los escritores siempre han estado adelantados a su tiempo, por lo menos lo estaba su mente. Por ello, la historia de Romeo y Julieta ha hecho que ningún amor acabe mal o los escritos de Óscar Wilde en la cárcel en la que estaba preso por amar a una persona de su mismo sexo han establecido una legislación que hace que dos hombres se abracen en un parque sin miedo a nada.
Así pues, para él, la poesía, la escritura, las palabras son armas con las que se puede vencer a cualquier fuerza. La palabra es el arma más poderosa. Se puede convencer a las personas utilizando las palabras, dos personas pueden reconciliarse a través de la palabra, se puede amar usando la palabra.
Grandes escritores han pasado a la historia por luchar con las letras, por demostrar que se pueden resolver conflictos sin necesidad de balas, por ser felices nada más que por escribir , por expresar sus sentimientos y sentirse dichosos por verlos escritos. Sus palabras están llenas de sensibilidad y humildad, con las que tratan de dar esperanza a la humanidad.
Por último, dijo una frase que si la tuvieramos en cuenta cambiaríamos el mundo. Indicó que es mucho más difícil pegarle un tiro a un semejante después de haber leído los cantos que nos han transmitido los grandes escritores de la literatura universal. Quizá deberíamos colgar poemas en las pistolas o incluirlos en los cantos de las monedas para que se despertará la sensibilidad en el corazón de los poderosos y egoístas.
Ojalá que hayamos servido como fuente de inspiración para un poema de Juan Carlos Mestre.
ANA TORIBIO
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