Para Antonio Rodríguez Méndez, adolecer significa tener un defecto o tara y por lo tanto prefiere el término jóvenes al de adolescentes. Considera que el defecto radica en la incapacidad de comunicarnos a través de las palabras. A veces, las palabras ajenas nos tocan de tal manera que las hacemos nuestras, más que por deseo, por necesidad. A través de la literatura y del proyecto Fahrenheit 451, Antonio Rodríguez nos invita a buscar, descubrir, memorizar y compartir las palabras que nos tocan. Defiende que este es el mejor camino para conocernos, comunicarnos… y dejar de adolecer. El 14 de noviembre propuso al empapado 2º ESO A convertirse en jóvenes libro. Para ello los fue guiando con sus palabras “de chocolate fundido” hacia ese deseo que muchos de ellos tenían impregnado cuando nos devolvió, una hora más tarde, a la lluvia. En nuestro regreso al centro, bajo la lluvia repiqueteaban en sus comentarios los desafíos verbales de Rodríguez Méndez: “La mentira es buena porque deja traslucir un deseo, pero no os dejéis engañar”, “La película Fahrenheit 451 está en Internet, pero no os la bajéis”, “Yo me alegro de que hayas dicho mal tu texto, porque así no me equivoco yo solo”. Nuestra visita se convertirá en un blog donde colgaremos en vídeo los fragmentos literarios que todo aquel que desee, puede memorizar y compartir. Repito, “todo aquel que desee”.
ANA SÁNCHEZ
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