Se acerca la fecha de entrega de relatos para participar en nuestro concurso. Como ejemplo proponemos esta historia que se presenta fuera de concurso:
UN MONSTRUO BAJO LA CIUDAD
Mario, José, Andrea y Laura, eran un grupo de amigos. Una tarde al oscurecer, se fueron a dar un paseo y a jugar con el nuevo juguete de José. El juguete era una especie de volador con luz que se lanzaba con una cuerda. José prestó su juguete a todos sus amigos y cuando llegó el turno de Andrea, a ésta se le cayó por la alcantarilla. José se enfadó con ella, pero Laura le dijo que se tranquilizara porque sólo había sido un accidente. Al día siguiente, en el colegio, Andrea se disculpó con José y él la perdonó. Esa tarde fueron Andrea y José a recuperar el juguete. Se metieron en la alcantarilla y tras media hora de busca, lo encontraron. Pero no sólo encontraron el juguete. Cuando se dirigían a la salida, escucharon una especie de rugido. Se asustaron mucho pero como eran valientes, fueron para ver de dónde venía. Andrea vio en la pared una sombra y avisó a José rápidamente. Los dos se acercaron y de repente se dieron cuenta de que tenían detrás un monstruo. El monstruo era peludo e inmenso, pero lo más raro era su pelo verde y su piel morada. Los dos niños fueron corriendo y gritando para la salida. A la mañana siguiente en el patio del colegio, se lo contaron a sus amigos Laura y Mario. Ellos se quedaron tan impresionados que al principio no se lo creyeron y José quiso mostrárselo a los dos. Por la tarde, fueron a ese extraño lugar para que Mario y Laura vieran al monstruo. Buscaron al monstruo por todas partes, pero fue el monstruo el que los encontró antes a ellos. Salieron corriendo porque éste iba detrás para cazarlos. Desde luego, Mario y Laura ya sí se lo creían. Ese día, viernes, por suerte, consiguieron escapar, pero los niños volvieron el sábado. Esta vez fueron de noche para cazar al monstruo de pelo verde. Fue fácil encontrarlo pero no alcanzarlo. Idearon un plan que consistía en lanzar una red sobre su cabeza para taparle los ojos y así poder atarle las manos y los pies. El monstruo, por fin, fue atrapado por los niños; ellos llamaron a la protección de animales para que lo recogieran. Cuando llegó la protectora, también llegaron los padres de los niños. Asustados preguntaron que qué había pasado y ellos felices, lo contaron todo con pelos y señales. Los encargados de la protección de animales se llevaron e investigaron al monstruo. Pero como no sabían si era un monstruo o no, llamaron a científicos. Tras días de investigación, los científicos afirmaron que ese era el monstruo que llevaba meses aterrorizando a la gente y a los animales del lugar. Por ello, felicitaron a los niños y salió como noticia en el periódico. Ellos, satisfechos, se consideraron héroes.
FIN.
Lucía Páez Romero.
Imágenes:
locuraviajes.com
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